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Canaragua apuesta por el saneamiento sostenible

Uno de los mayores retos que tenemos como sociedad es tener un saneamiento sostenible, junto con agua potable e instalaciones para lavarse las manos, para ayudar a proteger y mantener la seguridad de nuestra salud y detener la propagación de enfermedades infecciosas mortales como COVID-19, cólera y tifoidea.

Las aguas residuales y los lodos de los inodoros contienen recursos valiosos como agua, nutrientes y energía. Los sistemas de saneamiento sostenible hacen un uso productivo de los desechos para impulsar la agricultura de manera segura y reducir y capturar las emisiones para obtener energía más ecológica.

Por todo esto, Canaragua recuerda estos días, la importancia de no tirar por el inodoro y fregadero: colillas, aceite, productos para el cuidado personal (toallitas higiénicas, pañales de bebés, bastoncillos de algodón, discos desmaquillantes, tampones, etc.), así como medicamentos, un mal hábito con una costosa factura económica y medioambiental. Estos desperdicios son responsables de numerosos problemas en la gestión de las aguas residuales de los sistemas de las islas, provocando atascos importantes en los sistemas de alcantarillado y afectando tanto al funcionamiento de la red como a la calidad del agua. Algunos de estos productos contienen fibras sintéticas y sustancias nocivas que contribuyen a la contaminación de los ecosistemas con microplásticos, que acaban llegando al mar a pesar del tratamiento que reciben las aguas residuales.

Según la Asociación Española de Abastecimiento de Aguas y Saneamiento (AEAS), se calcula que estos residuos causan pérdidas por un total de 200 millones de euros al año en España (entre 500 y 1.000 millones en el conjunto de Europa). Todo ello encarece entre un 4% y un 6% la gestión del ciclo integral del agua y eleva en un 18% los gastos de mantenimiento de las depuradoras.

El nuevo desafío ante el cambio climático es lograr que las ciudades evacuen un flujo cada vez mayor con el mínimo impacto ecológico. Este cambio de paradigma pasa por un planteamiento global que suponga la integración del alcantarillado con las depuradoras, con la finalidad de restituir las aguas captadas al medio natural en las mejores condiciones posibles, teniendo en cuenta que el agua de lluvia no está limpia, especialmente en las grandes urbes, debido principalmente a las emisiones contaminantes procedentes del tráfico rodado y las industrias. Todo ello obliga a un cambio de mentalidad en la gestión de las redes. Es necesario introducir sensores en toda la red, tratar de forma global los datos, elaborar programas de limpieza del alcantarillado y de gestión integral de tanques y depósitos.

De aquí viene el valor y la importancia que atribuye Canaragua a esta actividad, alineada con el objetivo que comparte con Suez, accionista de referencia, de gestión sostenible de los recursos y la economía circular. Para ello, el grupo dispone de soluciones para llevar a cabo este tipo de proyectos basados en el conocimiento, la experiencia, los medios humanos y la tecnología. El conocimiento y experiencia de Canaragua viene de la proyección, construcción y operación de infraestructuras de saneamiento desde hace más de 25 años en Canarias. La empresa es pionera en depuración en Canarias, y hoy en día opera más de veinte depuradoras en las islas. Ello permite ofrecer a los clientes proyectos de mejora continua y evolución tecnológica de las instalaciones. Para afrontar todos estos retos, Canaragua ha empleado su capital principal:  los recursos humanos, con un elevado grado de especialización, completado con formación propia.

El punto fuerte radica en la gestión avanzada de activos, que consiste en mantenimiento, reposición y modernización tecnológica de infraestructuras. Gracias a la gestión de un gran número de plantas depuradoras Canaragua proporciona un servicio que integra la gestión óptima de los activos de infraestructuras de saneamiento basada en la experiencia. En ese sentido, Canaragua sigue impulsando la reutilización dentro de sus plan de desarrollo sostenible, tratando de acelerar las inversiones en esta materia. Sólo en la isla de Gran Canaria, Canaragua aporta agua regenerada para el riego de zonas verdes y campos de golf de la zona turística del sur de la isla, lo cual ha sido fundamental para cubrir la demanda en un nuevo año de sequía. La depuradora El Tablero ha suministrado en 2019 más de 650.000 m3 de agua para el riego de los campos de golf de Maspalomas y Meloneras. Por su parte, la depuradora La Burras ha aportado 2.570.000 m 3 para agua de riego de parques y jardines.

La reutilización de las aguas regeneradas permite minimizar la demanda neta de agua, reduciendo la presión sobre los acuíferos; reduciendo el vertido neto a los sistemas naturales y, por tanto, la carga contaminante y sus efectos sobre los ecosistemas.